
Autor:
Anónimo.
Título:
LO DE VALLADOLID.
Publicación:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Ver. original:
El Lábaro.
Fecha:
Martes, 27 de febrero de 1900,
pp. 1 y 2.
En La Crónica
Mercantil de Valladolid que recibimos hoy, leemos:
«LA TUNA DE COIMBRA
La Estudiantina de Coimbra que, según habíamos anunciado, debía de llegar
hoy de madrugada a esta capital, ha interrumpido su viaje por
disposiciones gubernativas y no vendrá ya a visitarnos.
Los alumnos de esta
Universidad que fueron en comisión a Medina del Campo para esperar en
aquella estación a sus compañeros los portugueses, nada supieron hasta
llegar allí, viéndose sorprendidos por el gran lujo de fuerzas que se
había desplegado para impedir que los de Coimbra continuasen su viaje
desde Salamanca hasta nuestra población.
¿Qué razones han
existido para esto?
Los estudiantes de
Valladolid habían hecho muchos aprestos preparando un entusiasta y
lucido recibimiento a sus compañeros; habíanse dedicado en honor a la
«Tuna de Coimbra» algunas funciones teatrales y bailes, y la inesperada
disposición que impide su venida origina trastornos y contrariedades
que lamentan los escolares.
Las personas de
carácter oficial guardaban anoche gran reserva acerca del alcance de esa
disposición y de ahí que se hicieran muchos y variados comentarios.
*
* *
En la edición anterior
ya dimos a conocer a nuestros lectores que un obstáculo imprevisto
había privado a la Tuna de Coimbra visitar nuestra capital.
Pues bien, ese
obstáculo fue el que tuvo a bien poner el Excmo. Sr. Ministro de la
Gobernación, asesorado por la dirección general de Sanidad.
Esta pretextaba, en el
oficio que, según nos han contado, dirigió al ministro aludido, que la
presencia de los escolares portugueses en Valladolid podría traer
trastorno a la salud pública, por cuanto aquellos procedían del lugar en
que la peste bubónica ha hecho tantas víctimas. El ministro, pues,
telegrafió urgente al gobernador diciéndole que a todo trance prohibiese
la entrada de la Tuna en la provincia y el Sr. Muñiz González así se lo
participó inmediatamente a su colega el gobernador de Salamanca, quien
ordenó a los tunos, a tiempo de montar estos en el tren, que no
embarcasen, en virtud de orden superior.
¿Y cómo se entiende que a los estudiantes portugueses se les prohíba venir a Valladolid y se los
permita en Salamanca? ¿Es que los salmantinos son inmunes y nosotros no?
De todos modos Valladolid tiene mucho que agradecer a la Dirección de
Sanidad y al Sr. Dato; pero hay que convenir en que ni una ni otro han
procedido como debieran. Ayer oímos que la Tuna de Coimbra había
traspasado los límites de la frontera a espaldas del gobernador. ¿Es
esto creíble, mucho más sabiéndose que los tunos portugueses han estado,
durante dos días, recibiendo agasajos y ovaciones del pueblo
salmantino?
Pero después se supo
que el gobernador había recibido un nuevo telegrama del Ministro, quien
desde luego autorizaba a la Tuna para que hiciese su entrada en la
capital castellana.
La noticia cundió bien
pronto y el gozo de los escolares vallisoletanos volvió a tomar asiento
en sus juveniles pechos, y ya no pensaron en otra cosa sino en
prepararse para recibir a sus huéspedes que llegarían a esta capital en
el tren de las cinco y treinta de la tarde.
¡Oh, decepción!... A la
una y media corrieron rumores de que la Tuna no llegaría
ya y supusimos que alguna contraorden de Dato lo habría prohibido
nuevamente. Nada hubiera tenido de extraño en este país de los
viceversas y de la informalidad gubernamental.
Pero esta vez no era el
ministro, a quien dejamos con el honor bien sentado. Era la propia
Tuna de Coimbra la que, para dar una lección al gobierno, ha
determinado no acceder a tanta galantería, tomando ayer mismo el camino
de su país.
Sean bien idos los
distinguidos estudiantes del vecino reino, y cuenten seguramente con
todas las simpatías del pueblo de Valladolid, que de veras ha deplorado
no haber tenido el gusto de hospedarlos.»
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NOTA: Artículo
procedente de investigación original inscrita con el número SA-120-02 en
el Registro de la Propiedad Intelectual. La presente edición ha sido
normalizada y corregida para evitar el uso no autorizado de la misma.
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