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Hemeroteca Virtual - Museo Internacional del Estudiante

Autor:              Anónimo.

Título:             TUNA ESCOLAR.
EL CONCIERTO DE AYER.

Publicación:   Museo Internacional del Estudiante, 2009.

Ver. original:  El Adelanto.

Fecha:            Lunes, 5 de febrero de 1912, p. 2.

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            Con ser siempre muy gratas las fiestas que anualmente organizan los estudiantes de nuestra Universidad, pocas han dejado tan completamente satisfecho a nuestro público como la que ayer se celebró en el Liceo, organizada por la Tuna Escolar de la Universidad de Salamanca.

            El programa no podía ser más variado, más ameno ni más escogido, y desde el punto de vista artístico más irreprochable, si bien demasiado serio para el carácter de la Tuna, pues los estudiantes y su director artístico don Eloy Andrés, han puesto todo su empeño en hacer una Estudiantina que deje recuerdo insuperable.

            Anoche asistimos a una de esas veladas que distraen, deleitan y no aburren, pudiendo decirse que los simpáticos tunos contagiaron al numeroso y selecto público su alegría y su excelente humor.

            Con algo de retraso, por retrasarlo el público, comenzó la fiesta.

            Al entrar en la platea presidencial las presidentas de la Tuna, estalló una gran ovación en todo el teatro, prueba de admiración  y simpatía a las preciosas señoritas Patrito Villar, María Luisa y Antonia García Alonso y Nieves González Barrios, la cual, como aventajada alumna de la Facultad de Medicina, vestía el traje académico, lo cual causó en el público, y especialmente entre los estudiantes, un excelente efecto.

            Acompañaban a tan lindas y encantadoras presidentas que, además de muy bonitas, estaban muy elegantes, el alcalde señor Hernández Sanz, nuestro querido amigo don José Villar Andrés y la Junta directiva de la Tuna.

 

            El teatro lucía el hermoso aspecto de las grandes solemnidades. Palcos, plateas y butacas estaban repletos. Aquellos las sociedades y entidades a quienes fueron regalados; en estos la concurrencia era selecta y numerosa. De ella recordamos los siguientes nombres:

            En las localidades de preferencia se encontraban, además de representaciones del Ayuntamiento, Diputación, regimiento de Albuera y los Casinos, las señoras y señoritas de Casas Ureña, Olivera, Monje Santano, Urbina Mirat, Moreno, Sevillano, Martínez (Juana), Martín Sánchez (don Juan Manuel), Brozas, López de la Peña, García Romo, García Alonso, García Canillas, Piedecasas, Pozuelo, Sánchez Reyes, Rodríguez (don V.), Zataraín, Lasala Dieguez, , Margarida, Gutiérrez, Torres Villar, Sáez, Lobo, Húmara, Laserna, Albertos, Reymundo, Purón, Marco, Mirat Falcón, Urbina, Segovia, Hernández Sanz, de la Mata Chaves, Iturriagagoitia, Herrera (don Sebastián), García (don Santiago), Pérez Allú, Sánchez Alcalde, Berges, de la Mano Lastras, Fraile Díaz, Laca, Muñoz (don Primitivo), Mañes, Hernández (don Emiliano), Trigo (don José), Llorach, Hortal, Herreras, Vicente (don Amador), Díaz, Domínguez Guerra, Ibarreta, Marcos, Samaniego y Rodríguez.

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            Al alzarse el telón fue la Tuna objeto de una cariñosa ovación.

            El presidente de la misma, nuestro querido amigo y compañero el alumno de la Facultad de Derecho don Benito M. Valencia, se adelantó al proscenio, y muy serena, galana y galantemente, hizo una breve y bonita salutación, en la que resaltaron el homenaje de admiración a las bellísimas presidentas, al gratísimo recuerdo que los tunos conservan de su visita a Vitoria y el fin patriótico que persigue la Tuna.

            “No hemos querido – dijo con gran energía – anunciar el fin que perseguimos, porque siempre que nos propusimos llevar a cabo una empresa benéfica, fracasaron nuestros planes y fuimos víctimas de nuestros laudables propósitos, lo cual dio margen a comentarios no muy agradables, y de este modo nada podrán decir si la suerte es adversa, puesto que a esta fiesta acudisteis libre de toda preocupación ulterior, pero ahora sabed que nosotros, haciéndonos intérpretes del sentir general y del espíritu de patriotismo de amor al Ejercito que está en el corazón de todos los españoles, si la suerte nos favorece, destinaremos el producto de estas fiestas para aliviar las desdichas de las víctimas de la guerra de África.”

            Una estruendosa ovación puso fin al discurso del señor Valencia.

            Seguidamente la Tuna ejecutó un bonito pasodoble, de Eloy Andrés, titulado Amor que pasa, y dedicado al presidente de la Tuna.

Después oímos una bonita rapsodia de aires portugueses. Ambas obras fueron aplaudidas, pero cuando el público hizo una entusiasta ovación a la Tuna, fue al terminar la fantasía de The Gheisa, que se vio obligada a repetir.

Eloy Andrés la dirigió con extremada maestría y los tunos la bordaron primorosamente.

En el intermedio la sala de descanso y los pasillos estaban atestados. En todos los corrillos se elogiaba calurosamente a la Tuna, los inteligentes estaban admirados y los viejos salmantinos no ocultaban que jamás habían conocido una Tuna tan admirable por todos conceptos.

En este momento el director general de Comercio señor Pérez Oliva, que asistió a la fiesta, bajó del palco del señor gobernador acompañado de éste y del presidente de la Tuna señor Valencia, para saludar a las bellísimas señoritas de García Alonso, Villar y González Barrios, para las cuales tuvo exquisitas galanterías nuestro muy querido diputado.

En el segundo acto se hizo el divertido juguete cómico de Alberto Casañal, titulado Una hora fatal, y con él tuvieron en permanente hilaridad a la concurrencia los alumnos señores Izquierdo, Lasala, Iturrigagoitia, Quesada y Valle, sobre todo el primero, que hizo un examinando saladísimo.

El público rió grandemente y aplaudió a los improvisados actores.

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            La tercera parte comenzó con otro pasacalle de Eloy Andrés, también muy bonito e inspirado como todos los suyos, que mereció grandes palmas.

            Después, su aventajada discípula la niña Elvira Losada, preciosa artista de grandes aptitudes musicales, ejecutó primorosamente al violín, acompañada a la guitarra por su maestro, un pout purri de Albenit. La preciosa pequeña fue recibida con aplausos que se convirtieron en gran ovación final, teniendo que repetir el número.

            Luego la Tuna mostró su esfuerzo decisivo, tocando perfectísimamente la primera fantasía de la grandiosa ópera Aida, en la cual el aventajado alumno de la Facultad de Medicina don Enrique Periáñez, gran artista, que de raza de artistas viene, hizo una verdadera filigrana que le valió una estruendosa ovación en unión de sus compañeros.

            También Aida se repitió, y luego oímos Carnavalina, jota del maestro Espino, muy bonita y que gustó mucho, siendo aplaudida. La ovación final fue grande y la Tuna volvió a tocar, ejecutando el pasacalle y la serenata de una zarzuela.

            Baste decir que sonó otra ovación  y que cayó el telón cuando en las localidades altas se daban por los estudiantes fuertes vivas a la Tuna.

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            ¿Comentario final? Que ni ha habido ni habrá Tuna mejor y más completa y que sería perfecta con alguna obra más, que alegrara un poco la seriedad de todas las ejecutadas anoche.

            Reciba la Tuna, su Junta directiva y su director, nuestra entusiasta enhorabuena. Así se logran los éxitos y así se consigue el honor de ser presididos por señoritas de tan alta distinción y tan extraordinaria belleza.

            “... Y ahora que los vitorianos se las entienden con ellos.”

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            La Tuna hizo a sus presidentas el delicado obsequio de unas preciosas bolsas de raso.

            También el señor Hernández Sanz obsequió con bombones a las encantadoras señoritas.

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            Los estudiantes anunciaron una serenata para después del concierto al señor Pérez Oliva, con objeto de felicitarle por su reelección.

            Con el cariño en él peculiar, nuestro diputado sintió no poder recibir la visita a causa de razones atendibilísimas, pero invitó a que le visitase una comisión a las diez de la noche.

            Así lo hicieron en el Hotel del Comercio los señores Valencia, García y García, Díez, Cuesta, Mañes y Guerreira. El señor Oliva cariñosísimo, lamentó no disponer de tiempo para recibir a Tuna tan notable; encargó a los comisionados un saludo para los demás compañeros y les obsequió con hermosos habanos, haciendo además un donativo de 50 pesetas.

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            Hoy la Tuna visitará a las seis y media a su presidenta señorita Nieves González Barrios; a las ocho, al Ayuntamiento, y a las nueve y media, el café Suizo.

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NOTA: Artículo procedente de investigación original inscrita con el número SA-120-02 en el Registro de la Propiedad Intelectual. La presente edición ha sido normalizada y corregida para evitar el uso no autorizado de la misma. Todos los derechos reservados.
 

 
       
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