Autor:
Tomás Pérez Hernández.
Título: LA TUNA UNIVERSITARIA SALMANTINA.
Publicación:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Ver. original:
La Gaceta Regional.
Fecha:
Lunes, 23 de diciembre de 1929,
p. 12.
CAMINO DE SEVILLA
Había prometido, lector amigo no volver a
escribir hasta que llegáramos a las márgenes del Guadalquivir, pero esta
tierra evoca recuerdos históricos, que conviene citar, siquiera sea con
la rapidez que aparecen las imágenes en un plano de proyección
cinematográfica.
A la mente del observador se presenta Medellín,
patria de Hernán Cortés, conquistador de Méjico, y Jerez de los
Caballeros, cuna del gran Vasco Núñez de Balboa, aquel intrépido
navegante, que descubrió la América del Sur.
Prescindiendo de la batalla de Zalaca, que perdió
don Alfonso VI y de las luchas entre Castellanos y Portugueses, por la
posesión de esta fértil comarca, merece especial mención el
levantamiento de Extremadura contra los franceses. No pudo, el general
Víctor, conseguir que un solo extremeño reconociese a José Bonaparte, el
“famoso Pepe Botella”.
Volviendo a nuestra excursión quiero citar, en
Don Benito, al teniente alcalde don Emilio Cano, que nos recibió con el
mismo entusiasmo que su colega de Trujillo. Las señoritas – presidentas
– de Rodríguez López, Peralta, Cernudo y Estrada, prodigaron a los
“tunos” toda suerte de agasajos, atenciones y obsequios. La velada fue
un éxito, como en todas partes.
En Villanueva de la Serena idénticas atenciones
por parte de las señoritas de Belancategui, Casado y Azallo, y por el
simpático alcalde don Manuel Casal. Para la velada se agotaron todas las
localidades.
Ahora estamos en “Emérita Augusta Romanorum”, tan
famosa en la época romana, cuyos testimonios de grandeza se conservan en
el Acueducto, el Circo y otros monumentos.
El digno alcalde, don Francisco López de Ayala,
se desvela por atender a la Tuna, y las señoritas de Valverde y Torlosa,
rivalizan en atenciones y obsequios.
Aquí han vuelto a cruzarse los discursos
elocuentes entre las Armas y las Letras. El bizarro coronel del
regimiento de Artillería nos obsequió espléndidamente y entregó un
donativo. Portillo estuvo colosal.
El Casino ha obsequiado a los “tunos” con un
baile, que resultó brillante y concurrido. La belleza y el arte estaban
unidos.
Dicen que desde Mérida iremos a Almendralejo y a
Zafra, y después a Sevilla.
Ya veremos si todavía tenemos que tomar algún
rodeo, porque estas gentes se desvelan por atender a los “tunos” y es
posible que nos entretengan algún día más.
Todos estamos sin novedad y muy contentos.
Tomás Pérez Hernández
Mérida, 21-XII-1929.
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NOTA: Artículo
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