
Autor:
Cunha y Costa.
Título:
CARTA DE COIMBRA.
Publicación: Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Ver.
original: El Adelanto.
Fecha:
Lunes, 21 de abril de 1890, p. 1.
Señor Director de EL ADELANTO.
Mi distinguido amigo: Llegamos a Oporto, en
compañía de la estudiantina, y en la estación fuimos recibidos por los
académicos de aquella ciudad, con vivas entusiastas a España, a la
federación ibérica, a las damas españolas, etc., etc.
Barreto, Albano Guedes y el que esto escribe,
comisionados por la Universidad de Coimbra, salimos aquella misma noche
para éste último punto, a donde llegamos hace veinticuatro horas.
Estamos tristes como la noche.
Hubiéramos deseado no haberos visitado, no haber
pisado vuestra hermosa Salamanca. ¿Para qué? Los días felices que
pasamos a vuestro lado, no compensan las amarguras que nos produce el
abandono de vuestra compañía inolvidable, el abandono de la generosa y
hospitalaria ciudad del poético Tormes; de esa ciudad bendita que nos
recibió con los brazos abiertos, y donde pasamos los momentos más
deliciosos de nuestra vida escolar.
Me parece que estoy asistiendo a esa
brillantísima recepción que nos hizo esa falange entusiasta de jóvenes
escolares; mi alma se transporta a vuestra magnífica Plaza Mayor, con
sus edificios iluminados majestuosamente por mil luces de colores
variados con sus deslumbradores focos eléctricos, envolviendo en un
limbo de poesía luminosa, los cabellos que orlan los rostros
encantadores de vuestras lindas mujeres, con sus rojos labios, limitando
pequeñas bocas, que incitarían a depositar en ellas un beso, al santo
más casto; bocas que se entreabren al pasar nosotros, y luego, me parece
verlas agitar nerviosamente sus blancos pañuelos, dándonos la bienvenida
y el parabién más sincero y entusiasta.
¡Ah! Sin poder remediarlo siento correr por mis
mejillas una lágrima ardiente que significa, toda la afección, toda la
tristeza que produce en mí el recuerdo de ese Salamanca tan querido!
Y gozo con el recuerdo de aquellos frenéticos
vivas que vigorosamente lanzabais al espacio, con vuestros apretados
abrazos, con las flores que las salmantinas arrojaban sobre nuestras
cabezas, con el entusiasmo de ese pueblo salmantino, cuyo corazón latía
al unísono del nuestro, con vuestras aclamaciones que eran un verdadero
himno, cuyas estrofas, son el entusiasmo más puro de dos grandes
pueblos, que se abrazan y se juran amor eterno.
En mi vida he asistido a un espectáculo tan
grandioso.
Los mayores placeres de mi vida, no pueden
compararse con los que experimenté en Salamanca en esas horas de
tranquila felicidad.
Vuestras manifestaciones de cariño y simpatía nos
han conmovido, nos han fascinado.
Salamanca es un inmenso hogar doméstico donde el
fatigado viajante, encuentra la santa paz de la familia, y donde se
rinde culto fervoroso a la fraternidad humana.
Madrid es el inmenso foco, donde se pueden
encontrar la fortuna, la fama; Salamanca es más pequeño, pero más
cariñoso, más dulce; el centro donde afluyen todos los corazones
sedientos de afecto, sedientos de cariño.
Sabe usted lo que estima a esa ilustre redacción
su afectísimo amigo,
CUNHA Y COSTA
Coimbra, 18 de Abril
____
NOTA: Artículo
procedente de investigación original inscrita con el número SA-120-02 en
el Registro de la Propiedad Intelectual. La presente edición ha sido
normalizada y corregida para evitar el uso no autorizado de la misma.
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