Autor:
Anselmo Reymundo.
Título:
LA “TUNA SALMANTINA” EN PEÑARANDA.
Publicación:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Ver. original:
El Adelanto.
Fecha:
Lunes, 13 de marzo de 1905,
p. 4.
Después de compuestas estas líneas, que desde
Peñaranda nos envía cumpliendo con gran acierto nuestro encargo, el
distinguido escolar señor Reymundo, recibimos una carta en la que se
da cuenta del entusiasta recibimiento que a los estudiantes
salmantinos se les dispensó en la inmediata villa.
Mañana la publicaremos, sintiendo que, por llegar
tarde a nuestro poder, no la podamos insertar en este número.
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* *
DIA 12
Desde que han
llegado los estudiantes no han dejado de ser agasajados. Esta mañana
han dado serenata a don Fernando Sánchez de la Peña y don Gaspar
González, siendo cariñosamente recibidos por dichos señores y
obsequiados con dulces, habanos y licores.
A las tres de la
tarde se improvisó, en el Casino, un concierto en el que cantó el
joven de esta localidad don Eduardo de Dios, siendo muy aplaudido al
interpretar, con gran acierto, algunos números de La Tempestad
y de Marina.
El conocido
profesor de música y director de la Tuna don Julio Reñones,
tocó al piano algunas composiciones musicales, entre ellas el coro
de húngaros de La Balada de la Luz y la romanza de El cabo
primero. Cuando el señor Reñones se levantaba del piano, se le
tributó una entusiasta ovación, que le obligó a sentarse de nuevo, y
tocó la Rapsodia montañesa, de Espino.
Al finalizar esta
obra se repitió la ovación.
Como es día de
elecciones el Ayuntamiento no ha podido recibir a los estudiantes
hasta que terminó el escrutinio.
Cuando éstos
llegaron al Ayuntamiento eran las cinco, y en él esperaban a la
Tuna el alcalde presidente don Hipólito Montero, acompañado de
los concejales don Manuel Coca, don Emilio García Gutiérrez, don
Martín Sánchez y don Remigio del Río, los cuales escucharon, con
religioso silencio, las obras que los estudiantes interpretaban y
aplaudiendo con entusiasmo cada vez que terminaban.
El alcalde dirigió
la palabra a los estudiantes y dijo:
«Un deber de
cortesía y gratitud me obliga a hablar y mis palabras van envueltas
en la lealtad que encierra el alma de este pueblo, al que tanto
quiero».
Después habló de
las glorias de la Universidad salmantinas, dedicando un recuerdo a
los sabios que por ella han pasado, y dirigiéndose a la juventud
estudiosa dijo:
«Vosotros sois
jóvenes, vosotros tenéis energías para levantar el nombre de nuestra
querida España; con el estudio y la aplicación podréis conseguir que
vuestros nombres brillen algún día con el mismo esplendor que lo
hace el nombre del fallecido poeta castellano.
El Ayuntamiento de
Peñaranda – siguió diciendo el alcalde – tiene grandes necesidades,
y al entregar su óbolo, no veáis en él su valor, mirad, sí, la
intención con que os lo entregamos, que es tan hermosa como grande
es el pensamiento que os guía».
Después envía un
afectuosísimo y cariñoso saludo a la prensa de Salamanca, y termina
diciendo
»Quiero que al
abrazar al presidente de los tunos veáis en mí el abrazo que
nos une con Salamanca, su Universidad y su pueblo».
Soler le contesta
diciendo que interpretando fielmente los pensamientos de los
escolares todos, quiere hacer saber al cariñoso pueblo de Peñaranda,
que el agradecimiento que le deben los estudiantes vivirá en sus
corazones grabado con las letras imborrables del recuerdo eterno.
Al salir del
Ayuntamiento, los vivas a Salamanca, Peñaranda y a la Universidad,
se confundían.
Después visitaron
los estudiantes a don Carlos de la Torre, registrador de la
propiedad, que los obsequió amablemente.
ANSELMO REYMUNDO
Peñaranda 12 Marzo 1905.