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Autor:
Arsenio González Huebra.
Título:
VIAJE DE LA TUNA A PORTUGAL II.
Publicación:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Ver. original:
El Adelanto.
Fecha:
Martes, 4
de marzo de 1890, p. 2.
Mi toma de posesión.-
Generosidad del señor Carbalho y compañías ferroviarias.- Serenatas de
despedida.- Donativos.- Punto de Partida.
Aceptada
la presidencia de la Tuna seis días antes de emprender el viaje,
me presenté en el Salón Artístico a las tres y media de la tarde del día
9 de Febrero, con ánimo de estudiar las condiciones de aquella
colectividad y las de sus individuos, y fui recibido con entusiastas
pruebas de cariño, que pronto se tradujeron en la siguiente expresión
constitutiva de un acuerdo.- Arsenio Huebra, no ha sido nombrado, y sí
aclamado presidente de la Tuna.
Satisfecho de la buena acogida que me dispensaron aquellos jóvenes
alegres, al par que sensatos y entusiastas de su proyecto, constituí a
la Tuna en Junta general, en la que se tomaron acuerdos
importantes, aconsejados por las circunstancias apremiantes del tiempo,
y después de sentar las bases económicas y artísticas del viaje, dejé a
los tunos en libertad para que aprovechasen el tiempo en ensayar
las nueve piezas o números musicales que pudieron aprender en los pocos
días que tuvieron para estudiar el repertorio que había escogido el
distinguido y laborioso director de orquesta don Jesús de San Eustaquio.
Nada
diré de la confección de trajes, zapatos, banderas, etcétera, porque
sería monótono; yo me desentendí de estos cuidados que estaban a cargo
de la junta administrativa y de la inspección directa de los escolares,
en lo que a sus respectivos trajes se refería, y solo me cuidé de
facilitar a la Tuna los mayores elementos que me fuese posible
adquirir, para la mejor consecución de sus fines.
El
distinguido caballero portugués, jefe de explotación de los
ferrocarriles S. F. P. y M. del C. a S. Señor don Antonio María Kopke de
Carbalho, manifestó grandes simpatías hacia la estudiantina, que por un
sentimiento noble de fraternidad iba espontáneamente a dar un abrazo a
los escolares portugueses; simpatía noble y desinteresada que tradujo en
hechos altamente satisfactorios y útiles para la Tuna.
A la
súplica que puede hacerse en un simple oficio que dirigí a dicho señor
Carbalho, éste gestionó de las compañías S. F. P. y Miño Douro las
mayores concesiones posibles, resultando de ellas que dos días antes de
la partida, nos diese traslado de una comunicación de dichas compañías,
concediéndonos el 75 por 100 de rebaja en los precios ordinarios, al
mismo tiempo que gestionaba también de la Beira-Alta análoga concesión.
Al dar cuenta a la
Tuna de esta gracia hecha con tanta generosidad como espontáneo
buen deseo, se otorgó por unanimidad un entusiasta voto de gracias para
el protector de los expedicionarios, y de cuyo voto fui portador al
siguiente día. No pararon aquí las pruebas de afecto del señor Carbalho,
pues al saber que temiendo las contingencias económicas del porvenir,
habíamos solicitado pasajes de tercera clase, mandó poner a nuestra
disposición un coche de segunda, que por el 25 por 100 de los precios de
tercera, trasladó directamente a la Tuna desde la estación de
Salamanca a la de Oporto.
Con la
mayor satisfacción hago pública nuestra gratitud al señor Carbalho y a
las compañías Salamanca F. P. y Miño-Douro.
El
jueves anterior a carnaval, estaban los ensayos bastante adelantados, y
la Tuna comenzó a dar algunas serenatas de despedida; pero como
los trajes y banderas no estaban terminados, se desistió de visitar a
los señores Rector y Decanos, hasta tanto que la Tuna pudiese
presentarse con carácter estudiantil, revestida de la antigua
indumentaria escolar.
A las
ocho y media de la noche del citado jueves, salimos del Salón Artístico
al compás del precioso pasa-calle Mazzantini, subiendo por la calle de
San Pablo, plaza del Poeta Iglesias y Arco del Toríl, deteniéndonos ante
la casa de doña Inocenta Sánchez Ventura, viuda de Bermúdez de Castro.
A
instancias repetidas de dicha señora, subimos a sus habitaciones en las
que se hallaban también las hijas de dicha señora, doña Teresa y don
Luisa y el esposo de la primera, don Juan de Lafuente, cuyos señores con
una afabilidad indescriptible, nos calmaron de elogios, nos obsequiaron
espléndidamente con pastas, dulces, vinos y cigarros, entregándonos
setenta y cinco pesetas para ayudarnos en los cuantiosos gastos de la
expedición.
Altamente agradecidos salimos de aquella casa y nos dirigimos a otros
puntos continuando aquella noche y las siguientes nuestras serenatas a
los señores Alcalde constitucional que nos obsequió con cigarros y 25
pesetas, excelentísimo señor obispo de la diócesis que nos donó otras
25, don Lisardo Romero que nos dio jerez, cigarros y 25 pesetas,
Electricista Salmantina que nos obsequió con excelentes cigarros y 45
pesetas, primer teniente alcalde señor Báz, que no se hallaba en su
casa, y que nos remitió después 25 pesetas, señor Burnay que nos dio un
excelente jerez, variados dulces y pastas y cigarros habanos en
abundancia, café Suizo y café de las Cuatro Estaciones, donde nos dieron
también excelentes vinos y 25 pesetas cada uno, director de EL ADELANTO,
que nos obsequió generosamente con dulces, cigarros y licores y señor
Kopke de Carvalho que tras los inmensos favores que nos tenía hechos,
nos obsequió con verdadero lujo y abundancia de pastas, vinos, licores,
dulces y habanos y 25 pesetas en metálico.
La
primera serenata de la noche de nuestra partida, puestos ya los clásicos
trajes estudiantiles, fue para el excelentísimo señor don Mamés Esperabé,
rector de esta Universidad, que después de recibirnos afabilísimamente,
nos dio 100 pesetas para ayudarnos en los gastos del viaje.
No hubo
tiempo material para dar más serenatas, quedándonos por ello bastante
pena, cosa que no pondrán en duda nuestros lectores, pues a más de la
cortesía (que nadie negará a la Tuna,) el egoísmo pudiera
habernos llevado a los domicilios de los decanos y otras personas que
indudablemente nos hubieran prestado su apoyo moral y material. Por esta
falta cometida a impulso de la fuerza mayor de las circunstancias
solicitamos, en la seguridad de alcanzarlo, el perdón de los preteridos
en nuestro obsequio de despedida, que bien a pesar nuestro se redujo a
las personas y entidades que dejo citadas.
Se había
fijado la partida para el sábado de carnaval, 15 de Febrero y hora de
las cuatro de la mañana, en el tren correo de Portugal. Para conseguir
la puntual asistencia de todos los tunos, a esta cita, y evitar
que se quedasen dormidos o perezosos en sus camas, me pareció oportuno
aconsejarles que no se acostasen, y como todos participaron de mi
opinión, les convoqué para las doce en punto de la noche del viernes en
el café Suizo, desde cuyo punto saldríamos a las tres en punto para la
estación del ferrocarril.
Todos
acudieron, alegres y animosos al punto de reunión, que será objeto de la
primera parte de mi próximo artículo; hoy termino porque ya adquiere
proporciones este artículo y está EL ADELANTO preñado de original.
__________
No
obstante, voy a rectificar dos omisiones. La víspera de la partida
estando la Tuna despidiéndose de los señores de Carbalho, fueron
estos aclamados presidentes honorarios de aquella en razón a sus muchos
merecimientos y a su condición de caballeros portugueses.
También
debo advertir, que yo no he vestido el uniforme escolar que para
distintivo, llevaba prendidas en la levita, al lado izquierdo del pecho,
dos banderas de raso de muy reducidas dimensiones y cuyas banderas eran
las de las naciones española y portuguesa.
EL TUNO PRIMERO.
(Se continuará)
____
NOTA: Artículo
procedente de investigación original inscrita con el número SA-120-02 en
el Registro de la Propiedad Intelectual. La presente edición ha sido
normalizada y corregida para evitar el uso no autorizado de la misma.
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