Author:
Anónimo.
Title:
LA TUNA DE COIMBRA.
Publication:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Original edition:
El Lábaro.
Date:
Miércoles, 28 de febrero de 1906,
p. 4.
El concierto de
ayer
No podemos comenzar
hoy haciendo ponderaciones del golpe de vista que presentara el
teatro. Bien fuera por ignorancia, o porque los salmantinos se
encontraran mejor en el atolladero de la plaza o de las calles de
Zamora y Toro, el caso es que fue muy escasa la concurrencia de
ayer tarde en el teatro del Liceo.
Y bien sabe Dios
que sentimos esta carencia de público, más que por los estudiantes
de Coimbra, por los mismos que no asistieron, pues se privaron de
escuchar un concierto en toda regla y como no se ha presentará
ocasión, seguramente, de escucharlo en mucho tiempo en Salamanca.
Además, aparte de
la escasez de público, que siempre desanima algo, ofrecía el
teatro otras comodidades: pues de orden del gobernador habíase
prohibido arrojar serpentinas dentro del salón, que si algún placer
encuentran los que las arrojan, en cambio es una gran molestia para
los que reciben los golpes de los proyectiles, o para los que se ven
envueltos, sin ellos querer, por las molestas tiras de papel.
Además, es siempre una predisposición al incendio, cosa que
influyó, principalmente en el ánimo del gobernador para dictar tan
acertada medida. Muy bien, Sr. Risueño.
Pues bien. A pesar
de ser tan escaso el auditorio, los aplausos fueron atronadores,
las ovaciones delirantes y muy merecidos unos y muy justas otras,
dada la admirable interpretación que alcanzaron las obras
anunciadas.
Las notas
escapándose claras y sonoras de los instrumentos; las entradas
limpias y con precisión, todo, en fin, hizo denotar que los
estudiantes de Coimbra son algo más que aficionados, son grandes
maestros de música.
El elogio del
público fue unánime; todos aplaudían y todos desde que oyeron
terminar la overtura de Campanone deseaban que la tuna se
quedara para dar otro concierto, al que concurriera Salamanca
entera.
El presidente de
ésta, que es un joven literato portugués, que ha publicado varias
obras y es hombre de gran cultura e ilustración, como lo demostró
en el precioso discurso de salutación que, en contestación al del
vicepresidente de la “Estudiantina de Salamanca” señor San Miguel,
pronunció, vacilaba antes de acceder a quedarse en nuestra ciudad;
pues a más de tener que asistir a clase el jueves, no tenía gran
confianza en el resultado del segundo concierto y temía quedarse
sin darle seguridades de que cubrirían los grandes gastos que la
estancia en ésta les originaba.
Además de
Campanone, interpretaron, con la misma afinación y maestría,
las obras siguientes:
Hymno académico; Boldes Fleurs; Carmen; Scenas cómicas, por Luis
Carlos; Andantino e Polonaise, para violino, tocado con
grandísimo esmero por Mauricio Costa; Bolsa Phantastica,
número 2, Munier, para bandolíno, por Luis Rivero; Scenas cómicas,
por Lopes Idéas; Grupo de Guitarras; Sourtre d' Avril,
valse; Anillo de Hierro, preludio del tercer acto;
Rapsodia portuguesa.