Author:
Anónimo.
Title: LOS ESCOLARES PORTUGUESES EN
SALAMANCA.
Publication:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Original edition:
La Gaceta Regional.
Date:
Sábado, 28 de abril de 1923,
p. 1.
FACETAS
LA BANDERA DE LA UNIVERSIDAD DE COIMBRA
Ajada y
leja, pero gloriosa, pasean con orgullo los escolares de Coimbra, la
bandera de su histórica Universidad.
«Soldados de un ideal de aproximación de las dos ciudades hermanas»,
según palabras del cónsul portugués, lleváis con vosotros esa vieja
bandera, en la que late el espíritu de la raza lusitana, y en la que
lleváis visibles vuestros nunca olvidados triunfos.
Caballeros de la idea paladines de la ciencia portuguesa, habéis
paseado airoso ese pabellón, sagrado como un relicario, por medio de
Europa.
Esa
bandera cargada de cintas, que son recuerdo grato de vuestros viajes
es el símbolo, de vuestra raza.
La
vejez de vuestra bandera, es la vejez siempre joven – ¡divina
paradoja! – de una gloria inmarcesible.
Los
aires de varios siglos la hicieron flamear al viento. Cientos de
años la ajaron pero se conserva íntegra erguida como esas viejecitas
puteras que encontramos en los hogares castellanos recuerdo de una
generación ya olvidada y de la cual sólo ella es un miembro
viviente.
Igual
es vuestra bandera, besada por los vivas y hurras de millones de
gargantas, por vítores políglotas a vuestra gloriosa Universidad de
Coimbra.
Castilla siempre, hidalga, Salamanca su Universidad, como la vuestra
gloriosa, os recibe con cariño de hermana y al flamear vuestra
bandera a la sacudida de estos aires castellanos es Salamanca que os
abraza en estremecimientos de júbilo es la gloria de Castilla que
besa vuestras glorias simbolizadas en la vetusta juventud de vuestra
bandera gloriosa y colmada de recuerdos imborrables.
MANUEL H. MURIEL
*
* *
Ayer, en el
Ayuntamiento
Completando la extensa información que de la
estancia de los estudiantes portugueses dimos en el número de ayer,
haremos una breve reseña del final de la recepción celebrada en su
honor en el Ayuntamiento.
A los saludos dirigidos a los excursionistas por
el Alcalde y el señor Calama, contestó el rector del Instituto de
Coimbra señor Díez Pereira, con un elocuentísimo discurso, cantando
las glorias de la Universidad de Salamanca, hermana de la de Coimbra
y abogando por que el futuro Congreso de las Ciencias, que
próximamente se celebrará en Salamanca, sirva para estrechar, más de
lo que están, en la actualidad, los lazos de amor y ciencia que
siempre los ha unido.
Terminó el señor Díez Pereira con vivas a don
Alfonso XIII a España, a Salamanca y a su Ayuntamiento, que fueron
contestados con gran entusiasmo por todos los concurrentes.
Acto seguido, el teniente del Ejército portugués
y estudiante señor Nuño Días, dio las gracias al Ayuntamiento y al
pueblo de Salamanca por las atenciones de que estaban siendo objeto,
hablando de la responsabilidad que sobre sí re conceníbara al tener
que corresponder con sus palabras en representación de sus
compañeros a las muestras de cariño que estaban recibiendo,
responsabilidad que no le arrendaba, porque las palabras se las iba
diciendo el corazón.
Terminó dedicando elocuentes párrafos a los
anhelos de progreso y regeneración científica de la república
portuguesa, que tiene cifradas sus esperanzas en la juventud actual.
Fue ovacionado con gran entusiasmo, repitiéndose
los vivas a España y Portugal, que fueron contestados unánimemente.
Durante el «lunch» reinó la mayor alegría,
demostrando constantemente los estudiantes portugueses su
agradecimiento por las deferencias de que por todos fueron objeto.
*
* *
En el teatro Bretón
A las siete, dio comienzo la velada musical
anunciada por los estudiantes portugueses.
La sala del coliseo presentaba un aspecto
deslumbrador. Las plateas y los proscenios estaban ocupados por las
más distinguidas familias y las más bellas señoritas. Los palcos
daban la nota seria, con las representaciones de todos los centros
oficiales.
Las butacas ocupadas en su totalidad presentaban
el más abigarrado conjunto del cual se destacaban lindas y graciosas
caras femeninas.
Las localidades de galería estaban ocupadas por
estudiantes.
De entre la distinguida concurrencia recordamos a
la familia del gobernador civil, las señoras y señoritas de Cabaña,
Novaes, Domínguez Zaballa, Onís, Sevilla, Hurtado de Mendoza,
Figuerola, Blanco Cobaleda, Opóns, Sánchez Ventura, Fernández Dans,
Marcos, Cámara Viterbo, Ramón y Laca, Coca, Angoso, Esperabé, Sanz
viuda de Fernández de Córdoba, Durán, Madrazo de Alfonso, Maldonado,
Padeira, Bartol, Samaniego, Lunar, Gaiván, Santos, Miral, Cañizo,
Petit, La Rosa, Olivera, Berrueta, Seirullo, García (A) Argüeso,
Aristiguieta, Montero, Piedecasas, Corona, La Nogal, Villacastín,
Gobea, Gómez López, Morán, Rúa, Cobaleda, Peña, Alonso, Olaortúa,
Díez, viuda de Cea, Guerrero, viuda de Pastor, Diego, Heredia,
Francia, Plaza, Bondía y Reymundo, y otras muchas que sentimos no
recordar; y en los palcos representaciones del Ayuntamiento,
Instituto, Academia de Santo Tomás de Aquino, Normal de Maestros,
Federación de estudiantes católicos y Diputación provincial.
Comienza el acto
Al alzarse el telón, un bello cuadro se ofrece a
nuestra vista.
Toda la amplitud del escenario estaba ocupada por
los estudiantes portugueses, a cuyo frente y en el centro,
aparecían, junto al más antiguo estandarte académico de Portugal, el
rector de nuestra Universidad, acompañado de los directores de la
Tuna y Orfeón; a los extremos, dos heraldos con colores de la vecina
nación. Una atronadora salve de aplausos con vivas a Portugal y
España, a Coimbra y Salamanca inundó la sala.
Restablecido a duras penas el silencio, nuestro
rector señor Esperabé tomó la palabra, para hacer la presentación de
los excursionistas; después, volviéndose a ellos y en cálidas
frases, les dio la bienvenida, diciendo que eran los mensajeros de
la aproximación Hispano Portuguesa, que habían dado el primer paso
en pro del engrandecimiento de los pueblos, cuya final no se haría
esperar, en el próximo Congreso de las Ciencias, y por último, abogó
por que dos pueblos que son hermanos por su situación geográfica,
por sus costumbres, por su lengua, formen un solo haz conservando
cada uno de sus ideales, su independencia y su libertad.
Una calurosa ovación acogió las palabras del
señor Esperabé, que al terminar, le cubren con una de las clásicas
capas estudiantiles, mientras el público en pie y descubierto,
escucha la marcha real y el himno portugués.
El Orfeón
A continuación el Orfeón, compuesto de 147
escolares y dirigida por José Paes, que sustituye al Regente doctor
Elías de Aguilar que se encuentra enfermo, nos obsequia con la
canción del «Linho fresco» de Tomás Borba un melodioso arrullo, una
canción de ensueño.
«Gardes de la Reina», de A. Thomas, bella canción
sentimental «Canciones portuguesas» rapsodia de fados y cantos
populares, de su director Elías d’Aguilar, «Himno a la noche» de
Ronseell, melancólico, armonioso, arrullador, terminando con la
marcha descriptiva, «Coro de los cazadores» de Weber, que tuvieron
que repetir ante los aplausos del auditorio.
A pesar de faltarle al orfeón su director, la
justeza de los coros, la afinación musical, la brillantez de las
cuerdas de las que sobresalen barítonos y bajos, fue impecable; una
gran ovación premió su labor.
La guitarrada
Después, los guitarristas Aires y Barbosa,
dirigidos por José Paredes, nos obsequiaron con unos fados que
sirvieron para que el amador y tuno Antonio Menano, nos hiciera
gustar las filigranas de su hermosísima voz, al cantar «Las
canciones del rapaz», en las cuales no se sabe qué admirar más, si
la preciosa y justa voz del tenorino, o el arte que su ensueño supo
darlas.
Era tal el silencio que reinaba en la sala, que
cerrando los ojos, parecía la divina voz de Menano y los metálicos
acordes, la trova de un soñador a su amada, en altas horas de la
noche.
Inútil decir que se la hicieron repetir y hasta
se le pidieron nuevas canciones; que, sin el temor a cansarse,
hubiéramos estado escuchando toda la noche; la ovación debió de
oirse en Coimbra, así como la tributada a los fadistas de las
guitarras.
Al volver la vista a la sala, nos sorprende el
espectáculo de haberse llenado todos los pasillos, palcos y plateas
que ya estaban completas, con los estudiantes del orfeón, cuyas
capas pendían de las barandillas.
Volvieron los vivas y los aplausos y los de los
pasillos de orquesta, comenzaron unas canciones coreadas fuera de
programa, muy del agrado del público, el cual una vez más, premió su
fineza.
La Tuna
Y comienza la tercera y última parte del programa
que fué la elocución por la Tuna, de los aires y rapsodias del país
basados en temas populares. «Noites de luar», «Arraiaes
portugueses», «Alma de nosa terra» y un pasodoble en el que un
estudiante de medicina y dos de derecho, hicieron las delicias del
auditorio, con su raras habilidades panderetologas.
Nuevos aplausos, vivas y una ráfaga de emoción, y
termina el acto más hermoso, el mejor ejecutado y del que más grata
impresión sacaron propios y extraños, habiéndonos parecido las tres
horas que duró la fiesta, un solo minuto.
Los escolares portugueses con sus excepcionales
aptitudes, con su selecta variedad, con su exquisito temperamento,
con su ecléctico estilo, triunfaron y triunfaron doblemente como
artistas y como estudiantes. Imborrable recuerdo dejan en las almas
de los que les escuchamos. ¡Qué sus ideales enlacen para siempre
como muy bien dijo el señor Esperabé a dos pueblos, que separados,
son poco y unidos pueden hacer inclinar la balanza europea hacia el
lado de esta península!
GERMAN HERRERO
*
* *
Baile en el Casino
de Salamanca
A las once, se celebró un baile en el Casino de
Salamanca en honor de los estudiantes portugueses, que se vio
concurridísimo.
Recordamos haber visto entre otros a las
distinguidas señoras y señoritas de Santos Mirat, Rodríguez, Moro,
Téllez de Meneses, Salcedo, Crego, Villacastín, Baza, Borreguero
Manzano, Corona, Ludeña, Sánchez Ventura García, Argüeso, Diego,
Marcos, (Margarita, Isabel y Carmina), Anta, Villa, Herrero, Méndez,
Tordera, de Dios, Ponce de León, Cáceres, Romero, Capdevila,
Población, Carretero, Angoso, Tavera, Ruano Moraleda, González y
Martín.
En medio de una animación verdaderamente
extraordinaria transcurrieron las horas, hasta las dos y media de la
mañana, hora en que terminó la fiesta.
* *
VISITANDO
MONUMENTOS
La mañana de hoy la han dedicado los escolares
portugueses a visitar nuestros principales monumentos (Universidad,
Catedral, etcétera.) acompañados de los estudiantes salmantinos.
Los estudiantes portugueses han constituido la
nota típica del día, recordando, al verles pasear con sus largas
capas bajo los portales de nuestra Plaza Mayor, las glorias
pretéritas, época de tuna también, de la Universidad salmantina.
En la Biblioteca de la Universidad han sido
muchos los escolares que han estampado su firma en el album de
visitas.
En la Universidad
La velada
organizada por la Academia de Santo Tomás
A la hora anunciada comenzó el acto.
El Paraninfo se halla abarrotado de numeroso y
distinguido público que invadía el espacioso local.
Ocupan la mesa presidencial los señores Esperabé,
Unamuno, Díaz Pereira y Joaquín Carballo.
Don Luís Beltrán, presidente de la Academia de
Santo Tomás, dirige el siguiente saludo:
«La Academia de Santo Tomás delega en mí para que
dé el saludo de bienvenida a los estudiosos escolares de la nación
hermana.
Portugal y España se aman mutuamente hace mucho
tiempo, por su geografía, su historia y la afinidad de razas.
Pretendemos que
éste sea un día glorioso de imborrable recuerdo. Que en él se
estreche más y más el lazo espiritual de unión de ambas naciones y
el de los estudiantes hispanos y portugueses.
Que Salamanca sea
para vosotros de grato recuerdo y que siga siendo la que, como en
tiempos pasados enhechice la voluntad de volver a ella».
A continuación hace
brillantemente la presentación de los estudiantes al Cónsul
portugués, don Henrique da Silva Cardita.
En muy bellas
frases glosa las glorias de las universidades de Coimbra y Salamanca
y la labor de ambos centros de enseñanza ibéricos a través de los
siglos, contribuyendo al progreso mundial.
Termina con un viva
España, que es contestado unánimemente entre calurosos aplausos.
Después, el
presidente de los orfeonistas portugueses señor Climaçao, dice:
«Estudiantes de
Salamanca: Portugal nos manda aquí con un abrazo espiritual para
España.
Nunca olvidaremos
el recibimiento grandioso que nos habéis brindado.
Mañana, cuando
hayamos pasado las fronteras, en nuestra alma quedará grabado
perennemente esta muestra de vuestra gentileza y bondadoso corazón.
Aboga por el
estrechamiento de los brazos de unión de ambos países.
Podéis tener la
certeza – continúa – de que de este momento tan grande y tan bello,
ha de resultar un futuro esplendente para España y Portugal.
Toda esta
hospitalidad, toda esta hidalguía, va muy dentro del alma de estos
portugueses».
Es aplaudidísimo, y
la ovación se prolonga, al levantarse a hablar el señor Unamuno, que
dice:
«Amigos y
compañeros de Portugal y de España.
Nuestras vidas son
los ríos,
que van a dar a la mar
que es el morir...
Así cantaba Jorge
Manrique, así plañía.
Pero los ríos antes
de ir a dar al mar, llevan tierras de los campos, quizá sal de los
huesos, tal vez sangre.
Todos nuestros
ríos, al llegar a Portugal llevan cal, y sal, y tierra, y sangre
española.
En aguas
portuguesas se amalgaman y se funden los ríos españoles.
Tanto han llevado
tierra estos ríos, que hoy sólo nos queda roca pelada.
Allí todas estas
cosas nuestras, se hacen más suaves, más líricas. Aquí todo es de
tierra adentro; en ellos es de mar afuera.
Ellos nos
precedieron en las empresas marítimas y en África.
Ceuta y Tánger
llenan sus cimientos sobre sangre portuguesa».
Entra en el estudio
de la lengua portuguesa en relación con el castellano.
Lee un soneto de
Eugenio de Castro, al puente del Miño y otro suyo escrito en
Portugal.
Portugal ve nacer
el sol en tierra española y le ve ponerse en el mar.
Para nosotros el
sol sale en el mar Mediterráneo y se pone en el Atlántico.
Ahí acaso hay una
vida para España, en ese mar en el que ellos nos guiaron y del cual
nos mostraron el camino».
(Grandes aplausos).
El señor Unamuno ha
pronunciado su discurso cubiertos sus hombros por una capa que un
estudiante le colocó al pasar.
El profesor de la
Universidad de Coimbra don Joaquín Carvallo, lee unas sentidas
cuartillas, en las que ensalza la unión de las Universidades.
*
* *
A continuación, en
el patio, la Tuna y el Orfeón da un concierto, el cual, así como el
discurso del señor Carballo, los reseñaremos pasado mañana
ampliamente.